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Moros y Cristianos de Agullent, por Sant Vicent

Coincidiendo con el primer fin de semana después de la semana santa, y por tanto con la conmemoración en el calendario santoral de la fiesta de Sant Vicent Ferrer, Agullent, celebra sus fiestas de Moros y Cristianos. Una fiesta que recuerda las luchas y guerras entre reinos cristianos y musulmanes, un simbolismo que podemos ver en los actos de las Dianas, la Entrada, los Alardos y las Embajadas, donde se escenifica la lucha verbal por el castillo, que cierra la fiesta.

Las fiestas de Moros y Cristianos de Agullent nos llevan cada año delante del espejo de la historia, recordándonos, nuestros orígenes como pueblo y nuestras identidades, con actos de vestidos coloristas, llenos de música y ruido de la pólvora. Agullent tiene una fiesta antigua, arraigada y singular, que evidentemente es permeable a nuevas aportaciones, tanto en el ámbito festero como en el musical, pero que se mantiene constante en su idiosincrasia, lo que la hace original.

Principales actos festeros

La Entrada

La Entrada de Agullent es cita obligada para toda la comarca. La programación festera de Agullent, incluye actos comunes en los territorios de la fiesta morocristiana, pero que denotan algunas particularidades.

La Retreta

Así, por ejemplo, el día de la Entrada, por la noche, tiene lugar la Retreta, un desfile nocturno con farolillos de papel. Un pasacalles que conecta con las fiestas de septiembre dedicadas a nuestro patrón Sant Vicent Ferrer.

Combregar dels Impedits (Comunión de los impedidos)

También se unen, religión y fiesta en el acto del Combregar dels Impedits. A las armas flores, a las manos de las festeras ramos y el público silencioso espectante. Todos unidos en una sólida identidad colectiva, que es otro de los rasgos más significativos de nuestra fiesta.

Embajadas

Una batalla sin armas, un combate hecho de palabra que congrega hasta la plaza Mayor a los ejércitos moro y cristiano. Desde arriba del castillo que se monta en la fachada del ayuntamiento, un embajador defiende el territorio conquistado, y desde mitad de la plaza, a lomos de un caballo, otro clama a su Dios por las llaves de la villa. Una representación teatral, con todo el pueblo haciendo a la vez de público y actores.

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